Al mirar por la ventana, luego de guardar mi álbum de oro de la naturaleza donde, por cierto, no encontré nada parecido a un glumpo, vi a mi amigo sentado sobre la rama del manzano.
Jugaba con un pequeño espejo, a proyectar rayos de sol sobre la pared en sombra de mi cuarto. Lo vi tan contento con el espejo en las manos, que se me ocurrió hacerle un juego. Corrí donde estaba el. Escribí en una hoja varias palabras al revés y se las enseñe.
Naira Anelisse Renteria Pio
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